martes, junio 27, 2006

UNA LLAMADA

Su llamada acabó por poner mis pies en la tierra, aunque debo reconocer que ya los estaba poniendo desde antes, y es que cuando uno sabe o se da cuenta de que algunas cosas van a pasar es mejor hacerlo. Eran pequeños escalones, iba bajando hacia la tierra, las alas que tenía para que me llevaran a su cielo se iba cerrando suavemente, era doloroso pero inevitable, ya no era únicamente ella la que cerraba mis alas, ahora yo ponía de mi parte para hacerlo… sus palabras fueron precisas “Me cuadré (ennovié) con Sara!”, una bofetada, una sacudida para todo mi cuerpo, y bajar y poner los pies en la tierra, que todos conocemos como realidad. No era duro cuando estábamos hablando, simplemente le dije “Bien por ustedes, que sean felices y que tenga mucha suerte” y era la verdad, eso era lo que les deseaba, en ese momento me dolía, pero no tanto el hecho de que fueran novias, sino porque no me lo dijo personalmente, no me dio la cara para contármelo, cuando yo misma se lo pregunté, eso era lo que me dolía, su engaño, el querer ocultarme algo que yo ya sospechaba. Escucho una y otra vez sus palabras y caigo más o mejor, piso con más fuerza la realidad, esta vez no caí, no me dolió tanto como me hubiera podido doler en otro momento.

Colgamos, trato de contenerme, pero es imposible. Todos los recuerdos se me vinieron a la mente, todas esas palabras, esas demostraciones de amor, y lloro… lloro por cada mes en que te amé, lloro por cada día en que te pensé, te miré y te besé, lloro por cada caricia que mis manos te hicieron, por cada sonrisa que tus palabras o tus acciones me sacaron, lloro por cada hora, minuto y segundo en que mi cuerpo, mi alma y mi corazón anhelaron estar a tu lado, para que tu esencia y tu alma los protegieran y los cobijaran. Lloro por haber sentido por ti tantas cosas que nunca te llegué a decir, simplemente porque mi corazón no sabía cómo expresártelo, lloro por esos 9 increíbles meses en que estuve tu lado, lloro por recordar, pero lloro también de felicidad, por haber podido tenerte a mi lado y haber vivido y sentido el amor, y además por haber descubierto tantas cosas de esa cajita de sorpresas que tu eras para mí.

Ya dejo de llorar, me quedo despierta, mirando el techo, los días pasan, y es verdad cuando uno dice “el tiempo lo cura todo”, no hay nada que se pueda hacer para que las cosas sean diferentes, sencillamente esperar, y dejar que transcurra la vida, “dejar hacer, dejar pasar”.

Cada vez mas aclaro mis cosas y encuentro más motivos que me hacen querer ver las cosas de manera diferente, cosas que me hacen crecer, que me muestran la vida como es, y le dan paso a esta nueva niña que no quiere temerle a nada, que quiere vivir la vida a su modo, y enamorarse de ella…de la vida misma.

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