El poder que le otorgaban sus ojos, incluso ella lo desconocía. Esos ojos arco iris que se asombraban con cada respiro del mundo, y esa mirada transparente que ella le devolvía a ese, a su mundo, a ese Universo que se formaba en cada abrir y cerrar de sus ojos, incluso galaxias enteras se formaban allí cada segundo de ese parpadeo.
Más allá de los cristales, más allá del color aceituna, más allá de la lluvia y el sol, más allá de la sangre, y más allá de las palabras, estaban sus ojos.
No sólo le permitían ver, también le permitían creer, soñar, confiar, reír, incluso dibujar lo que le antojara...
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