martes, noviembre 16, 2010

Mirando al cielo... Comprobando que los ángeles te cuidan!

Cuidaba de mi cuando era chica, tuvo patos, gallos y gallinas en su patio, yo le preguntaba si podía ir a mirar si la gallina había puesto huevos, y cuando si había, los recogía y se los llevaba, cuidaba a sus plantas y siempre decía que podíamos jugar, siempre y cuando no fuéramos a dañarlas; cuando oíamos el carrito de los helados, simplemente ya con su paso lento caminaba hacia la cocina, abría el cajón de la mesita, y sacaba unas cuantas monedas - al final eran billetes - para comprarnos un helado, después cada uno con su helado, nos sentábamos al lado de la casa, ella pendiente de nosotros; cuando papá y mamá no nos podían recoger, y nos tocaba quedarnos en su casa, nos atendía de maravilla, casi siempre por las noches nos preparaba carne asada con pan o con tajadas maduras - ahora entiendo mi gusto por la carne - después intentaba hablarme, mientras lavaba los patos, subíamos a su alcoba, mirábamos novelas y después preparaba el sofa-cama, siempre poniendo muchas cobijas "hace frío", a mi me encantaba dormir allá. Por la mañana, hacíamos pereza viendo cualquier programa. LLegaba la hora del almuerzo, y hacía sopa de arroz - mi favorita - y eso lo seguiste haciendo años después cuando ya estaba en la Universidad y yo iba, tu me seguías preparando aquella deliciosa sopa, "sopa y seco para que mi chinita se vaya bien alimentada a estudiar", y yo almorzaba, hablábamos un poco - ojalá hubiera sido más - y me iba, tu salías a despedirme a la reja... Más adelante tocó vender la casa, pero nunca nada es malo, te trasteaste cerca a nuestra casa "Te voy a visitar ahora más" - mentí -, trajiste unas cuantas plantas a las que les hablabas cuando las regabas... Cuando iba de visita, te quejabas del frío, pero decías que era mejor vivir cerca a nosotros, y yo te molestaba diciéndote cansona La Cansona, eso también sucedía cuando llegaba a casa y me decían que me habías mandado algo - duraznos, chocolates, o dinero - entonces te llamaba, tu contestabas aló, y yo te decía "con quién hablo? con la cansona"; siempre criticaste mi peinado, que debía peinarme, que ya era una señorita, y lo intentaba. La primera vez que me viste bien arreglada fue para mi graduación, estaba maquillada, con tacones, entré a tu casa, y se te iluminaron los ojos, no recuerdo si lloraste, pero yo si recuerdo que yo evité llorar - el maquillaje - me dio tanta alegría ver tu mirada, incluso nos sacaron una foto tu y yo, tu llena de orgullo y yo feliz de que me hubieras visto en esa faceta. Después seguiste diciendo que debía vestirme y peinarme como una señorita, y para ti lo intentaba. Pasaron más años, y yo me perdí en el tiempo, en la vida, ya no te veía tan seguido, pero cuando te veía me daba alegría. Las últimas veces te molesté diciéndote que por qué nunca hacías sonar el beso en la mejilla, y entonces te pedía que me dieras uno que sonara, al final desistías y me lo dabas.
Cuando venías a mi casa, entrabas y siempre te sentabas en la mecedora de la esquina. Después mi mamá y yo ibamos a llevarte a tu casa, y yo me bajaba del carro para llevarte de gancho a tu apartamento, recuerdo que un día cuando hice lo mismo me dijiste "ahora soy yo la que te coge de gancho, antes tu me cogías a mi", y nunca volví a dejar que te bajaras del carro para ir a tu apartamento sin alguna ayuda, porque me dolió en el alma cuando mi mamá me contó que te habías tropezado cuando caminaste por los ladrillos del conjunto.
Te empezaste a enfermar, al principio no era tan frecuente, pero después mi mamá decía que estabas muy enfermita. Recuerdo que una de las últimas veces que viniste a almorzar a casa te vi diferente, si parecías enferma, ya tocaba cuidarte con las comidas. Te hospitalizaron y antes de entrar a la habitación me dijeron "Tiene cáncer, pero no queremos que sepa", eso fue un baldado de agua, pero no podía demostrarte nada, tomé fuerzas y entré, pero no fue suficiente, te saludé, te abracé, pero me fueron ganando las ganas de llorar, me tocó hacerme a tus espaldas.
Cuidados intensivos, eso ya es otro nivel, mamá y yo fuimos las primeras en entrar "No vayas a llorar, ella siente todo, y tenemos que mandarle buena energía", una vez más no pude, te cogí la mano, y no despertabas, te acariciaba la cabeza, mientras mi mamá leía una oración "lee tu por favor! (mamá también luchaba para no llorar)", traté de leer, pero se quebró la voz, te besé la frente, como si con eso beso que llevaba todo el amor del mundo fueras a despertar. Varios días aquella situación se hizo rutina, hasta que un día dijeron que estabas despierta, entré, o bueno me asomé, y aún recuerdo cómo miraste, se te abrieron los ojos de emoción, miraste sorprendida, y yo lloré de nuevo de alegría, de oírte... Salimos de cuidados intensivos, y al otro día fui, y te abracé, te besé la frente, a veces estabas en el presente, otras veces no, pero no sé por qué yo estaba gritando, porque pensé que no oías, y en tono de regaño me dijiste "no grite tanto" jejejej esa cara también la recuerdo. Ya me iba a despedir, y te pregunté "¿cuándo quieres que te visite?", y me contestaste con una sonrisa "cuando tu quieras"... No te volvimos a oír hablar, ni a abrir los ojos, simplemente ya en ese momento deseábamos que fueras a descansar.
Te extraño... y Te amo Nana. En las madrugadas, cuando voy a la cocina buscando algo para tomar, miro hacia la mecedora, no sé esperando qué, si ya hace más de un año que tu alma no está con nosotros.
Mirando al cielo... Comprobando que los ángeles te cuidan!
Saludos al abuelo, y no se preocupen, aquí todos estamos bien

No hay comentarios.: