Nunca aprendí a restarle al cielo las estrellas de 5 puntas, ni las bombas que en el techo estuvieron colgadas dos noches. Tampoco le resté a mi diccionario cualquier palabra que estuviera contenida en una carta que el destinatario fuera mi nombre, y el remitente fuera mi nombre también, y menos aún restarle a youtube aquella lista que lleva tantos sentimientos entre video y video, nunca había tenido una lista de reproducción tan exquisita emocionalmente. Nunca le resté a mi cuento aquellos días en donde la mala medida de mis palabras terminaron causando un Te adoro no escuchado. Nunca vi como opción restarle esa sonrisa y esa mirada a mis días.
Sumé cada rincón, color, abcdario, pentagrama, y coctel,
y la resta?
que se joda!!!
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